Contra el imperio portugués: la revuelta de los esclavos de 1595

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Es un lugar común en la historia mundial de la ignominia el sometimiento a la esclavitud de millones de africanos para el desarrollo de las economías de plantación en la América del Atlántico desde el siglo XVI hasta la abolición de la trata en el XIX. Se conoce bien las vías desplegadas por grupos de esclavos para eludir su condición en Nueva España. Se ha divulgado menos que hubo esclavos que lucharon contra esa forma de explotación en el corazón de África. Fue el caso de los cinco mil esclavos de origen Angoleña levantados en armas contra la corona portuguesa, la monarquía europea pionera en «descubrir» y explorar la riqueza natural de África Subsahariana. ¿Quiénes fueron estos rebeldes?

Los conocimientos sobre geografía a finales del siglo XV, más allá de los descubrimientos de Marco Polo 200 años antes, eran muy limitados. El príncipe Enrique “El Navegante”-hijo del rey Juan I- inició las primeras expediciones en el Atlántico. En la escuela naval que fundó en Sagres (Portugal) se formaron los navegantes que lograron consolidar el imperialismo colonial en África Occidental.  En el último de los viajes financiadas por el príncipe, se produjo el descubrimiento del archipiélago de Cabo Verde (1460), primero, las islas de Santo Tomé y Príncipe, una década más tarde. El verdadero valor de esos enclaves fue su localización estratégica más que el inicial despliegue de plantaciones de algodón y azúcar. El gran negocio iba a ser actuar como plataformas logísticas del comercio de esclavos  con rumbo al Nuevo Mundo.

La explotación de azúcar requería un trabajo intensivo y los portugueses comenzaron a adquirir un gran número de esclavos provenientes del continente africano. las condiciones de trabajo en las plantaciones de azúcar eran deplorables e inhumanas.  En 1595, un esclavo llamado Rei Amador, cuyos antecedentes son completamente desconocidos, movilizó a los Angolares (esclavos originarios de Angola) con el propósito de formar una nación libre de esclavitud. Fue pionero en el imperio colonial portugués y probablemente en todo el mundo en organizar una revolución contra las pésimas condiciones laborales, sociales y políticas en la que esclavos y  subsaharianos en general se encontraban.

Sólo existen dos documentos considerados fuentes primarias:  la “Relatione uenuta dall’ Isola di S.Tomé”, escrito en italiano por un autor anónimo y depositada en el Archivo del Vaticano y la “Relação do Descobrimento da Ilha de São Tomé” de  Manuel do Rosário Pinto y que se encuentra en la  biblioteca Ajuda en Lisboa. En realidad, los hechos reales aparecen mezclados con la leyenda que se forjó desde entonces. La rebelión comenzó el 9 de julio de 1595, cuando un grupo de rebeldes armados irrumpió en una iglesia en la que se estaba celebrando una misa y acabó con la vida de algunos portugueses. En los días siguientes un número creciente de insurrectos (unos cinco mil, alrededor de la mitad de los esclavos de Santo Tomé) incendió más de 70 ingenios azucareros y granjas.

La versión más comúnmente aceptada es que Amador fue proclamado Rey de Santo Tomé y Príncipe. Creó una nación libre llamada Kilombo y vivían refugiados en los bosques.  Consiguió gobernar las islas apenas medio año, desde 1595 hasta el 4 de enero de 1596. En esa fecha fue traicionado por su círculo cercano y entregado a los portugueses, siendo ejecutado poco después.

Las colonias portuguesas tuvieron que esperar 400 años para convertirse en países independientes. Algunos hace tan solo 25 años que empezaron a construir sus democracias. Quizás por ello, la Historia y leyenda de Rei Amador lo han convertido, cuatro siglos después, en el símbolo de la autodeterminación y las libertades del archipiélago. Lo cierto es que, en las peores circunstancias, a finales del siglo XVI, hubo una revuelta de los esclavos que merece ser recordada.

Tamara ENCISO

 

 

 

 

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